SAN JUAN
Esta noche es la de San Juan, momento de quemar el pasado y traer un nuevo presente.
Esta noche es la de San Juan, momento de quemar el pasado y traer un nuevo presente.
Hoy ha sido difícil decir adiós. Una cantidad de recuerdos irrecuperables se van para no volver.
De mis gemelos, solo Remo se ha ido. Se va dejando fundada su ciudad.
Espero que nunca me olvide, mientras tanto a su hermano cuidaré. Quiero que a donde se dirija, se cui-cuide tanto como yo lo hice por él.
Necesito volver a encontrarlo en algún momento de mi camino y letargo.
Casi cuatro años de su gran reinado. Me duele escribirte este adiós.
Salve, Remo. Rómulo, Alceo y Orfeo te queremos.
Supongo que esto no termina:
Recuerdo mis rutinas en la época del instituto. Una etapa cargada
de un único deseo: que pasara el tiempo. Es muy irónico, ¿no crees? Hace unos
años (más de lo que creía) solo deseaba que el tiempo me presentase a otro yo: una
persona trabajando de lo que quería y que había cumplido sus sueños, una
persona lejana al instituto, alguien que me explicara cómo sobrevivir a ese
infierno.
Hoy soy esa persona, pero no he cumplido con las
expectativas. Sí, he superado la dichosa etapa del instituto, aunque ¿a qué
precio? Ahora solo soy un soñador frustrado, una persona encerrada en un
destino que yo mismo he elegido, pero sin ser consciente de lo que conllevaba.
No sé quién quiero ser, antes lo sabía. ¿Qué ha pasado? Aunque parece fácil de
explicarlo, no lo es. Muchas piedras en el camino que me han hecho caer, muchos
proyectos que se han quedado sin ver la luz, personas que aprovechan su poder
para jugar con mis esperanzas y un larguísimo etcétera que es duro de
continuar.
Mi paciencia tiene un límite, uno impuesto por mi salud
mental, la cual hace mucho que no la encuentro. El límite se ha difuminado, ha
perdido la relevancia y me he convertido en una máquina que ya no consigue
hacer bien su trabajo. He pasado mucho tiempo escondido en una sonrisa (aún lo
sigo haciendo), no me he atrevido a poner las cartas sobre la mesa y tomar
medidas. He sido un cobarde muy testarudo.
Ahora solo soy un adulto que quiere volver atrás, a ese
momento en el que mi infierno era el instituto y no todas las piedras que me he
ido encontrando. Claro que he aprendido de lo vivido, claro que sí, pero de poco
me sirve si me siguen torturando día a día. No hay mañana en la que no piense
en lo que he elegido vivir.
Una unidad de medida que lo único que hace es escapar de mis
manos es lo que me atormenta diariamente. Supongo que todo se resume en lo
mismo: el tiempo.
Dañas con tus palabras.
Dañas con tus palabras.
Dañas con tus palabras.
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Es un proyecto en el que no solo lo escrito es lo importante, sino que también el trabajo de edición tiene su papel protagonista.
Cortas se me quedan las palabras para describir todo lo que ha supuesto crear este trabajo.
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Si os hacéis con Respirar, necesito saber vuestra opinión.
Como siempre, ¡muchísimas gracias!