LEÓN

noviembre 15, 2018 Orfeo 0 Opiniones


Qué difícil es conocerse a uno mismo y más todavía si debes aprender a cambiar tu forma de ver la vida.
He vivido una etapa que me ha hecho aprender cuáles son mis límites y cómo actúo en ciertas situaciones. El modo en el que veo la vida, lo blanco y lo negro han tomado matices que no son tan blancos, pero sí más negros.
Innumerables personas me han intentado convencer para que viera la vida desde otro punto de vista, que me convenciera que no hay mayor problema que el que tiene uno mismo, pero es misión imposible cambiar esa mentalidad.
No puedo evitar pensar como pienso, que por mucho que crea que puedo limitar el tiempo de pensamiento que le dedico a cada problema, en realidad no puedo.
«Asústate cuando veas al hambriento león delante de ti y no porque un lindo gatito te mire con ojos de ternura», esas han sido las palabras que más me han hecho pensar, ahora explico el porqué.
La mayor parte de la gente cree que las personas negativas, pesimistas o realistas vemos los problemas como algo absolutista, algo que no se resolverá o el principio del fin del mundo y no es así. Sé perfectamente cuando veo al león delante de mí y cuando a un gato que solo busca cariño. El problema está en que no sé cómo gestionar mis emociones, pues aunque tu seas capaz de saber cómo actuar y pensar, no te da el derecho de mofarte de los que no sabemos.
No puedo dejar de ser cómo soy, para lo bueno y no tan bueno.

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