REVIENTO
No entiendo y procuro hacerlo. ¿Puedo serte sincero? Mis
palabras no se las lleva el viento y por más que me esfuerzo, juro que sigo sin
entenderlo.
Intenté hacerlo feliz, pero todos mis esfuerzos
quedaban tirados por los suelos. Sabía que eso no era lo que quería, así que
decidí no mirar atrás y borrarlo para probar el derrame del mal. Fueron muchos
los lamentos necesarios para dicho proceso, pero lo conseguí, me liberé
de las cadenas que suponían seguir manteniendo dicha condena.
El sonido retumbó por todo el planeta y el único que
lo escuchó, no paró hasta que me encontró. Ahora reviento porque no entiendo por qué lo ha hecho. Quiero decir,
muchos lo han intentado, mas pocos me han escuchado.
Estaba en el suelo y cuando mis lamentos inundaron mis
deseos, apareció ALCEO y casi no lo cuento. Como un ángel aparecido del cielo,
entre cánticos y luces celestiales, abrió los nubarrones y me mostraron sus
ojos marrones. Poco a poco la luz que trajo consigo, rellenó las carencias que me
motivaban a estar contigo. Te lo juro, Justo, nunca te estaré tan agradecido por
no haber aparecido.
No sufras, no malgastes tu último aliento, escucha con
atención a lo que te diré a continuación: la vida son dos días y, al ir tan
deprisa, jamás hubiera creído que esto me tocaría. Me diste lo que siempre
esperé, pero, fue tan alto el nivel, que no lo supiste mantener. En el fondo te
lo agradezco, pero, por favor, no vuelvas con tus lamentos porque es ahora
cuando te digo que no quiero que vengas suplicando por los recuerdos. Son
hermosos, no diré que no, mas ahora toca formar otros. Por fin te digo adiós y,
por mucho que me pese, construiré el muro de hormigón que una vez construiste
sin mi supervisión.
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