MARFIL
De nuevo me enfrento al lienzo en blanco.
Esta vez para dirigirme a ti,
mi pequeño ser de marfil.
No está siendo fácil,
ni lo será.
Has nacido
con el don de sanar,
aunque, para saberlo usar,
primero te tienen que dañar.
Tantas emociones,
tantos sentimientos,
todos ellos
cargados
de miles de tormentos.
¿Quién puede verlo?
Solo tú,
mucho me temo.
Cada día te preguntas
el porqué.
Cada noche te maldices
por nacer.
Ser diferente,
sentir diferente.
¿Hasta qué punto?
A lo largo de tu vida,
encontrarás a gente magnífica,
aunque muy egoísta.
Solo piensas en los demás,
pero ¿qué hay de ti?
No dejes que la sensibilidad
te haga maldecir
lo que has venido a decir.
Permítele al mundo conocerte.
Admírate por tu mente,
quiérete para siempre.
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