EDIPO
Como
es la vida, que en un momento estás en la cima y, en un instante, vuelves a
caer en el pozo. No sabes cómo tratarla, pero cuando te paras a pensarlo, sabes
que debes volver a valorarlo.
Así
es como otro miembro de la familia se fue y, sin saber ni siquiera cómo me
llamaba, decidió partir sin mirar atrás. Lo quisimos como a nadie más y, a pesar
de no haber sabido si estábamos en lo correcto, lo llamamos Edipo.
Tenía
los pies hinchados y, al ser adoptado, ningún otro nombre me pareció apropiado.
Fue corta su estancia, mas no me imagino una mejor despedida que haberte dejado
con el recuerdo de unos padres desesperados por demostrarte el amor que a
nosotros nos ha faltado.
Siempre
estarás en nuestro recuerdo, Edi.
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