ALCEO

junio 27, 2018 Orfeo 0 Opiniones

Deja que de alguien te hable
y, al mismo tiempo,
espero que mi voz no se acobarde.

Lo llamo Alceo,
no es un dios,
mas si un poeta.

Si te preguntas qué he visto en él,
observa y te aseguro
que te enamorarás también.

Empezando por su cabello,
de mediana longitud
y rizo medio ondulado,
me abriga en las noches más frías.

Sus cejas, sin depilar,
siguen peinadas
con ayuda del azar.

Por no hablar de sus ojos,
oscura corteza de roble,
grandes espejos en los que ver
mi alma reflejada en él.

Mirado de perfil,
sus pequeñas orejas,
que todo lo oyen,
encuentran los sonidos
que llegan hasta mí.

Su aguileña nariz,
grande, mas no tanto como él cree,
acompleja a la del mismísimo César;
pues es más hermosa que la de la condesa.

En mitad de su poblada
mas no larga barba,
se encuentran sus labios,
pequeños cojines en los que sonreír.

Hermoso es lo que esconden,
pues, has de fijarte,
que si reír los haces,
el atardecer se marchitará por él.

Perfecto es su cuello,
pues, sin él,
no podría ver
lo prendido que me tiene.

En su torso no te podrás fijar,
pues sus caídos hombros
cubiertos están.

Huracán de su barriga,
arrastra mi mirada al centro
y, si te fijas,
la vida brotó de él.

Llegado a sus extremidades,
largos soportes,
fino es su vello que las cubre.

No mires a sus pies,
pues teme que los huelas,
pero que esto quede entre nosotros,
el único olor, el de su corazón.

Perfecto aroma a jazmín,
suaves son sus manos,
mas grandes caparazones
que cubren mis rencores.

La vida nos unió
y Alceo lo llamó.

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