¿VA TODO BIEN? | RELATO 8M

marzo 08, 2023 Orfeo 0 Opiniones


No tuve otra opción. 

Gotas de sangre formando pequeños recorridos en mi frente, provocando cosquilleos que me impedían pensar. El temblor de mis manos impidiendo que pudiese seguir sujetando el cuchillo tintado de rojo. La inestabilidad que me había originado verlo ahí: acostado en el suelo de la cocina, bañándose en la piscina que él mismo había formado.

Todo parecía distinto. Solo el reloj del horno se atrevía a interrumpir el doloroso silencio que había empezado después de su quejido.

Cuando el cuchillo cayó, mis pulsaciones comenzaron a acelerarse para permitirme respirar. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Todo había ocurrido muy rápido. No sabía a quién llamar, ni siquiera recordaba cómo se articulaba ninguna palabra. 

Tenía miedo. Miedo de que cualquier movimiento fuera el que lo despertase. ¿Y si lo conseguía? Todo volvería a empezar. Era imposible. Sus orificios nasales ya estaban más que inundados en su propia sangre. 

¿Qué debía hacer? ¿Huir? ¿Ver si estaba vivo?

El timbre sonó. Alguien estaba llamando a la puerta. ¿Cómo se habían enterado? ¡Qué rápido! ¿Debería ir?

Mis temblorosas piernas comenzaron a moverse. El chapoteo de cada paso que daba era solo una excusa para aumentar mis pulsaciones. Llegué a la puerta dejando unas huellas rojas por el camino.

“¿Quién es?” Pregunté temblorosa antes de abrir. Ni siquiera lo comprobé por la mirilla. “Policía” respondieron. “Hemos recibido una llamada del 016 proveniente de este domicilio. ¿Va todo bien?”.

Po-li-cí-a. Cada sílaba retumbaba en mi cabeza. Se hacía eco con cada golpe sonoro. Me habían pillado. Me iban a llevar a prisión. Me iban a quitar la posibilidad de ver a mi hijo crecer. No. Habían llegado después de mi llamada. ¿Venían en mi ayuda? Sí, era eso.

No me demoré demasiado. Abrí la puerta escondiéndome tras ella. No quería que me vieran, pero sí que se lo llevasen lo antes posible. Uno de ellos me encontró en mi pequeño escondite. “¿Sigue aquí?” me preguntó. Solo asentí. Se quedó conmigo mientras su compañero lo buscaba, dejándose guiar por el camino de huellas rojas que yo misma había creado.

Lo siguiente que recuerdo es estar aquí ante usted. Ya le he contado todo lo que sé. Le juro que esta resolución se debe a que no tuve otra opción.


0 comentarios:

¡Deja tu comentario!