IV
IV
Mi querido Alceo,
te escribo desde el confinamiento.
Necesito saber de ti,
conectar con todo lo que viví.
Sé que estamos juntos,
pero necesito saber si seguimos en nuestro mundo.
Soy consciente de lo que oyes,
de lo que sientes al verme.
Nadie mejor que tú
sabe lo que he vivido y pensado.
Nadie me ha visto entrar por la puerta
con la cara descompuesta.
Nadie ha oído
los pensamientos que todavía no han salido.
Nadie excepto tú.
Gracias por seguir estando a mi lado.
Gracias por querer vivir conmigo aislado.
Esta cuarentena te revienta,
necesitas estirar las piernas,
lo sé, claro que lo sé.
Ni te imaginas lo que necesito
ver el moreno de tu piel,
ahora solo noto tu palidez.
Pronto saldrás a ver el mundo,
oxigenar tu sangre de mi veneno.
Has sido mi antídoto
durante mucho tiempo,
pero todo tiene su límite.
Gracias, mi Alceo,
el mortal que a este dios enamoró.
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