IMPOTENTE
Me siento impotente.
Impotente ante las injusticias de la vida. Procuro medir
siempre mis palabras, ser cuidadoso con todo lo que digo y, de un momento a
otro, de quien menos te lo esperas, las palabras se te clavan como dagas. Así,
sin esperarlo, sin aviso, sin cuidado...
Como siempre, debo tragar, callarme y seguir siendo
consciente con lo que digo, ya sabéis: por temor a herir a alguien, aunque
nadie lo tenga hacia mí.
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