HORTENSIA
En mí tampoco han creído y ¿sabes qué? Que sigo aquí.
No puedo decir que el camino ha sido fácil, ni tampoco que
lo esté siendo ahora. Siempre he vivido con la sensación de que todos me
estaban dando falsas palabras, falsos argumentos por los que debería cambiar de
camino y, los que no me decían nada, se limitaban a criticarme y
menospreciarme.
Días antes de cumplir un sueño, una de las profesoras que
tuve en mi instituto me recalcó varias veces algo que, a la vez, confirmaba lo
que siempre he dicho: «por fin has demostrado de lo que eres capaz, sin
importar que nadie diera un duro por ti».
La sensación de paz que tuve en ese momento por las palabras de una de las
personas que consiguió que me dedicara a este mundo, consiguió que mi mente
hiciera un clic. Pulsó el interruptor de la esperanza.
Llevo desde entonces (casi 1 mes) con esas palabras en la
cabeza y no os hacéis a la idea de cómo me siento.
Gracias a Hortensia Lago, seudónimo de mi profesora,
me escondo en sus palabras cuando me siento bajo de ánimo y sin ganas de
seguir.
Hoy he decidido aumentar la familia Alceo, Atenea,
Fénix y Justo (aunque este no me importe) ya no estarán solos.
Muchas gracias por haber subido la moral de alguien que lo necesita, Hortensia.
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